viernes, 9 de marzo de 2012

Pequeñas grandes historias.

El otro día me contaron una historia, iba sobre un señor que estaba en una fase bastante avanzada con el Alzheimer. Ya no se acordaba de nada, de lo único que se acordaba era del baile. Siempre iba a bailar antes de contraer la enfermedad, no había cosa que le gustara más que el baile, el baile le apasionaba y le sigue apasionando. Cada vez que escucha música automáticamente se pone a bailar, esto le ayuda ahora a tener un centro donde agarrarse. El baile ahora para él se ha convertido en un punto de referencia, el baile quedó marcado en su cuerpo, por lo que no se ha olvidado de él; un ejemplo de lo que puede ayudar el arte, gracias al baile no esta tan perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario